sábado, 24 de julio de 2010

LA CONCIENCIA DE LO INMINENTE DE LA MUERTE ¿ ES UN CONCEPTO PRECURSOR DEL SENTIDO DE LA TRASCENDENCIA ?

PRESENTACIÓN


Al trabajar sobre nuestra pregunta inevitablemente deberemos definir los conceptos de vida, muerte y trascendencia, elementos en un continuo cambio cultural, en la concepción que el ser humano tiene de ellos, a lo menos desde los registros históricos que nos permiten elaborar al respecto. Todo esto desde la mirada de la adultez tardía en relación con los conceptos mencionados. Vida: Científicamente, podría definirse como la capacidad de administrar los recursos internos de un ser físico de forma adaptada a los cambios producidos en su medio, sin que exista una correspondencia directa de causa y efecto entre el ser que administra los recursos y el cambio introducido en el medio por ese ser, sino una asíntota de aproximación al ideal establecido por dicho ser, ideal que nunca llega a su consecución completa por la dinámica constante del medio . Muerte: Suceso obtenido como resultado de la incapacidad orgánica de sostener la homeostasis. Dada la degradación del ácido desoxirribonucleico (ADN) contenido en los núcleos celulares, la réplica de las células se hace cada vez más costosa. Se suele decir que una de las características clave de la muerte es que es definitiva, y en efecto, los científicos no han sido capaces hasta ahora de presenciar la recomposición del proceso homeostático desde un punto termodinámicamente recuperable . Trascendencia: La trascendencia se refiere a ir más allá de algún límite. También llamada dimensión trascendental. Generalmente el límite es el espacio-tiempo, lo que solemos considerar como mundo o universo físico. Trascendencia entonces adquiere el sentido de ir más allá de lo natural tanto en el conocimiento como en la vida de una persona, alma e inmortalidad; o de una institución que pretende tener un carácter sempiterno, como una ciudad, civilización, cultura . Alguna vez la muerte fue parte de la vida diaria , dioses que la representaban, sacerdotes y sacerdotisas facilitadores, ritos propiciatorios, sacrificios y ceremonias con fechas determinadas que la relacionaban con el quehacer humano, como los procesos agrícolas por ejemplo, permitían un relativamente fluido paso a ella preparando al sujeto por medio de este conocimiento constante y presente. Es en la cultura egipcia, tan reconocida como cultora de la muerte y de la trascendencia, especialmente en sus conceptos religiosos y arquitectónicos, donde podemos encontrar numerosos ejemplos al respecto: Originalmente Osiris era un dios agrícola, pero después se le consideró como el Dios de los muertos, con la capacidad de morir y resucitar, capaz de la inmortalidad de él y de sus seguidores. Explicaciones de origen cósmico encuentran en Osiris un símbolo del Nilo, que crece y decrece todos los años, así como de la luz solar, que desaparece cada tarde y vuelve con el alba. Osiris se mantuvo vivo durante muchos siglos, mientras que los ritos, creencias y cultos se modificaban o cambiaban. Además de ser un dios de la fertilidad pasa a ser un dios de la muerte . Podemos entonces apreciar claramente en estas figuras la unión de los conceptos de vida, muerte y trascendencia en el interminable (…y trascendente ? ) ciclo de germinación de las semillas, su relación con el ciclo de la transformación del agua y todo ellos con el gran ciclo del funcionamiento cósmico. De igual manera el saber budista, en su Libro Tibetanos de los Muertos nos dice en su primer bardo, uniendo muerte y trascendencia:

Recuerda: Esta es la hora de la muerte y renacimiento. Aprovecha de esta muerte temporal para obtener el perfecto estado. Ilumínate. Concentrado en la unidad de todos los seres vivientes. Mantenido sobre la Luz Clara. Úsalo para alcanzar el entendimiento y el amor.

MARCO TEÓRICO:

Al decir de Víçtor Frankl: "El hecho antropológico fundamental es que el ser humano remite siempre más allá de si mismo, hacia algo que no es él, hacia algo o hacia alguien, hacia un sentido. El ser humano se realiza a si mismo en la medida que se trasciende" Papalia en su trabajo acerca del desarrollo humano (1992) expresa con varios ejemplos la forma en que las diferentes edades se afectan por la muerte. En el caso de la edad adulta intermedia describe lo dicho por Saúl Alinsky, un organizador de la comunidad de Chicago, al que se le pregunta que lo había hecho decidirse a dedicar su vida a la gente de la clase trabajadora, recordó cuando estuvo gravemente enfermo: “Me di cuenta entonces, de que yo iba a morir. Yo siempre había conocido la muerte de manera abstracta, por supuesto, pero por primera vez la sentí dentro de mí. Y preparé mi mente para que antes de morir pudiera hacer algo que realmente marcara la diferencia en el mundo” (…trascendencia?). (S.A. Alinsky, comunicación personal, 1966). Es en la mitad de su vida, dice el autor, cuando la mayoría de las personas saben muy dentro de ellas que, ciertamente, van a morir. La muerte de sus padres, generación que les antecede, es señal inequívoca de aquello. Los organismos les envían señales de que no son tan jóvenes, ágiles y cordiales como en el pasado, sería mediante este conocimiento interno que los adultos de edad intermedia perciben sus cambios. Antes se pensaba sobre la existencia en relación a los años vividos desde el nacimiento, pero ahora piensan en el número de años que les restan hasta el día de sus muertes. El darse cuenta que la muerte es segura, plantea Papalia, frecuentemente ocasiona un ímpetu por hacer mayores cambios en su vida, haciendo un examen de sus carreras, matrimonios, relaciones con sus hijos, de sus valores y de la forma en cómo gasta el tiempo Elizabeth Kubler-Ross (Encinas, 1999), que trabajó con pacientes moribundos y los animó a hablar acerca de si mismos, es ampliamente reconocida por haber revivido el interés sobre el tema de la muerte. Encontró que la mayoría de los pacientes a quienes había tratado aceptaban de buen grado la ocasión de hablar abiertamente sobre sus condiciones, y que tenían una idea muy precisa de la cercanía de la muerte aunque no lo dijeran. Luego de hablar con alrededor de 500 pacientes terminales, Kubler-Ross propuso la existencia de cinco fases para la aceptación final de la muerte, las que se presentan en el siguiente orden: negación ante el conocimiento evidente de que se está próximo a morir; ira porque le sucede precisamente a uno; negociación en espera de un poco más de tiempo; depresión por la pérdida de la propia vida, y finalmente, aceptación, en la que se experimenta un sentimiento de paz con uno mismo y con el mundo. Agrega Kubler-Ross que, sin embargo, estas cinco fases no son iguales para todas las personas, ni deben considerarse como el criterio o el ideal para una buena muerte. Es muy posible que las personas no transiten por tales fases de un modo tan claro y tan ordenado como señala el modelo teórico anteriormente descrito; y aunque estas fases pudieran ser en un determinado momento una pauta para comprender la muerte, no deben considerarse en forma rigurosa. En la búsqueda bibliográfica encontramos un interesante trabajo de Serra y Abengózar publicado en los anales de Psicología de la Universidad de Valencia relativo a la ancianidad y preparación para la muerte, allí se sostiene que la transición a la muerte en tanto crisis estaría modulada por: • el impacto del suceso, • b) los recursos personales, • c) los recursos sociales, la preparación para la muerte incluirá: a) Un cambio en los esquemas cognitivos respecto al proceso de morir, un conocimiento del proceso, una ampliación de horizontes culturales, históricos y espirituales respecto al desarrollo de un proceso en gran medida temido por desconocido y ausente y a la vez presente en nuestro desarrollo vital. b) Un enriquecimiento de recursos personales, que implementen variables que dirijan al individuo hacia esquemas de madurez psicológica y que implica: - asunción de los propios cambios físicos y psicológicos - disciplina - perspectiva integrada del pasado, presente y futuro en un proyecto personal Finalmente en este trabajo se confirmaría la hipótesis planteada por las autoras (…y la nuestra en tanto percepción de la inminencia de la muerte como constante en una edad avanzada), en la que sería la precisamente la edad, la variable explicativa más potente ante los cambios perceptivos y actitudinales en los factores "Religiosidad/Trascendencia", puesto que los sujetos con edades comprendidas entre 60-65 años se pronuncian como menos religiosos y con menos concepciones trascendentales acerca de la vida después de la muerte. Por el contrario, los sujetos de 71 a 75 años se pronuncian como más religiosos y trascendentes, mientras que son los que menos temor muestran ante la proximidad de la muerte . En su concepto evolutivo de la muerte , Teilhard de Chardin sostiene dos dimensiones para explicar que su concepción de la muerte aparece como paso a la trascendencia: • Una Perspectiva fenomenológica, donde en este punto de mira, esa primera definición aproximativa y genérica de la muerte como paso a la trascendencia se concreta y especifica ulteriormente como acontecimiento trascendental frente a Omega. Omega viene a ser, en el sistema de pensamiento de Teilhard, el nombre fenomenológico de esa trascendencia. • Una Perspectiva mística En esta nueva perspectiva, metódicamente autónoma, pero indeclinablemente conexa en la unidad existencial del pensar y saber humanos, aquella primera definición genérica de la muerte como paso hacia una nueva forma de existir se concreta y especifica ahora no ya como acontecimiento trascendental frente a Omega, sino como acontecimiento trascendental frente a Dios. CONCLUSIONES En estricto rigor, en nuestra investigación y después de la búsqueda bibliográfica lo que quedan son más preguntas que respuestas, variados pensadores plantean diversas teorías para explicar los conceptos de muerte y trascendencia y de cómo el ser humano reacciona ante ellos, es obvio que la visión de estos es absolutamente personal y solo en términos generales podría hablarse de algunas formas de experimentar o vivir la trascendencia: a) El experimentarse como parte de un orden o plan universal o divino. Esta es la experiencia propia de las grandes religiones. b) El experimentarse como parte de la naturaleza física en general y de la humana en particular como realidades en constante proceso evolutivo. Esta es la experiencia que se deriva de intentos de fundar la religión o la ética en generalizaciones elaboradas por la ciencia natural. c) El experimentarse como parte del proceso histórico de constitución de la humanidad plena, de su perfectibilidad, de una agenda histórica que pasa de generación en generación. Esta es la experiencia de la trascendencia que se da en el humanismo de la modernidad, tanto en sus variantes idealistas, como la de Karl Krause, y la materialista histórica de Kart Marx. d) El experimentarse como miembro de una forma concreta de humanidad, de una colectividad que comparte una geografía, una cultura una historia: el pueblo, la nación. Es la experiencia de la trascendencia desde una perspectiva política comunitaria., propia de, por ejemplo, el nacionalismo e) El experimentarse a sí mismo como proyecto y tarea constante de superación, de integración y desarrollo pleno para consigo, la comunidad y el universo. Es la experiencia de la trascendencia como se la entiende en psicologías humanistas como la de Abraham Maslow. Estas cinco formas no son excluyentes, se combinan históricamente, predominan una más que otra en épocas o culturas. Se manifiestan en religiones, movimientos sociales, filosofías, mitos, etc. En el intento de complementar con nuestras propias vivencias los conceptos de muerte y trascendencia aparecieron sensaciones y emociones movilizadoras y desestabilizadoras, instantes y palabras finales de nuestros mayores, cobraron sentido y razón en esta investigación, preliminar por cierto, pero no por eso menos intensa y aclaradora, desconcierto y lamento por no haber entendido, desconcierto y lamento por lo que será nuestra propia partida, en la esperanza que el conocimiento y algún atisbo de iluminación mediante este conocimiento nos permita ser más plenos y más cercanos con nuestros significativos teniendo en mente la contradicción de no haberlo sido con los que ya partieron.


BIBLIOGRAFIA


Vigotsky, (1978). Mind in society: The development of higher psycological processes. Cambridge: Harvard University Press. Lynn Margulis, 2005. Captando genomas. Una teoría sobre el origen de las especies. Editorial Kairós TEILHARD DE CHARDIN, P (1963). El fenómeno humano. Madrid: Taurus. Slaikeu K.A. (1988). Intervención en crisis. México: El Manual Moderno. Papalia,Diane.,Wendkos,Sally.,Duskin,Ruth. (1992). DESARROLLO HUMANO. México: McGRAW-HILL UTEHA (1983). El Hombre Origen y misterios, egipcios.. España: S.A. de C.V.. WEB: Serra, Emilia. Abengozar,Mari Carmen (1990). Ancianidad y preparación para la muerte. Consultado en Mayo, 23, 2010 en http://www.um.es/analesps/v06/v06_2/04-06_2.pdf. (). . . Consultado en Mayo,2,2010 en http://es.wikipedia.org/wiki/Muerte http://www.accessmylibrary.com/article-1G1-116037456/el-concepto-de-muerte.html http://www.um.es/analesps/v06/v06_2/04-06_2.pdf http://www.logoforo.com/anm/templates/?a=456&z=3 http://www.comayala.es/Libros/teilhard/evolmort.htm