martes, 4 de noviembre de 2008

Globalización, inmigración pasada, presente y futura



GLOBALIZACIÓN E INMIGRACIÓN


1.- INTRODUCCIÓN


Los procesos migratorios son inherentes a la especie humana y a muchas otras especies. Podríamos decir que nacen del instinto de conservación de la especie más que del individuo, y se deberían, generalmente, en el caso de los seres humanos, a una evaluación comparativa del entorno donde se vive en cuanto a los recursos, trabajo, posibilidades, percepciones de seguridad y tranquilidad de índole política y/o policial con que se cuenta, y de un entorno diferente y óptimo, en el que existirían recursos y posibilidades mucho mayores y mejoradas.
Por un tema de historia familiar resulta interesante ahondar en la inmigración relacionada con el proceso de globalización hoy, teniendo en la memoria a nuestras cuatro últimas generaciones en las que, hasta la fecha, los procesos de inmigración han existido permanentemente, produciendo entre algunos de sus miembros, este llamado “vivir con el corazón dividido”[1], o, como hoy aprendo: “en estado de malestar psicológico”.


2.- DESARROLLO


2.1.
Artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:

1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
2.. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país.

Inmigración es la entrada a un país de personas que nacieron o proceden de otro lugar. Representa una de las dos opciones o alternativas del término migración, que se aplica a los movimientos de personas de un lugar a otro y estos desplazamientos conllevan un cambio de residencia sea este sea temporal o definitivo. Las dos opciones de los movimientos migratorios son: emigración, que es la salida de personas de un país, región o lugar determinados para dirigirse a otro distinto e inmigración, que es la entrada en un país, región o lugar determinados procedentes de otras partes. De manera que una emigración lleva como contrapartida posterior una inmigración en el país o lugar de llegada.[2]

2.2.
Existen varias causas para la inmigración que van desde la escala global hasta motivos personales, probablemente una de las más comunes hoy es la migración por motivos económicos, ya que muchas personas emigran buscando en otro país, mayores ingresos o un mejor nivel de vida. En la actualidad este tipo de migración típicamente ocurre desde países menos desarrollados a países más desarrollados y en muchos casos estos inmigrantes ingresan o se mantienen de forma ilegal en el país de destino. Otro motivo importante para la inmigración es qué le puede estar pasando a uno en el país de origen. Uno puede querer emigrar por la persecución política (en dictaduras o regímenes totalitarios), étnica o religiosa o para escaparse de guerras o de situaciones políticas inestables (el caso de Colombia hoy).
En el pasado, grandes flujos de inmigrantes hicieron que países americanos se convirtieran en prósperos y activos. Los Estados Unidos son los que tradicionalmente recibieron (y siguen recibiendo) a inmigrantes de todas partes del mundo. Sólo cuatro países promueven actualmente la inmigración (Australia, Canadá, Israel y Nueva Zelanda), en el caso de Israel a cualquier judío que esté en la diáspora, en los otros limitándose a aquellos interesados que demuestren su “empleabilidad” potencial y un nivel adecuado de adaptación a las culturas locales. Otros países le permiten en circunstancias especiales, por ejemplo para cubrir puestos donde la oferta local es escasa, para inversionistas, en caso de matrimonio, o asilo político, o bajo acuerdos multilaterales como en la Unión Europea. Las diferenciales salariales pueden ser tan importantes que la inmigración ilegal puede volverse una importante "industria". Otras razones que impulsan la inmigración incluyen la persecución política y la reagrupación familiar.
La inmigración es uno de los fenómenos mundiales más controvertidos. Todas las naciones desarrolladas (y buena parte de las subdesarrolladas) restringen fuertemente el flujo migratorio, justificándolo económicamente en la competencia desleal que representaría para los ciudadanos una mano de obra a bajo costo y la carga que representarían los inmigrantes a los servicios sociales de carácter público. La razón de fondo puede ser muchas veces el temor de que la cultura nacional se vea ahogada por una oleada de inmigrantes, especialmente cuando los inmigrantes son de otra raza, religión o idioma. El aumento de la inmigración en Europa se ha combinado con la xenofobia tradicional. A pesar de las razones aducidas, la política de cierre de fronteras plantea serios problemas de respeto a los derechos humanos. Especialmente, cuando un país pide a otro que no permita la libre salida de sus ciudadanos. En este caso, se produce una clara violación del artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos expresados al comenzar este desarrollo.
Sin embargo, es justo reconocer que los Derechos Humanos a escala internacional no pueden ir (en la práctica), en contra o por encima de los derechos humanos de la población de los países de inmigración. Pensar lo contrario sería inconcebible, sobre todo porque los países receptores de inmigrantes no podrían resolver el problema de la superpoblación del sureste asiático, para citar un ejemplo. Más bien es al revés: la inmigración en los países desarrollados, suele tener partidarios (sobre todo entre las clases más poderosas económicamente) para cubrir las necesidades de dichos países especialmente en lo que se refiere a disponer de mano de obra barata y mantener los salarios relativamente bajos, aún a costa del perjuicio social que se pueda cometer con la población obrera autóctona. Y en el país de emigración tampoco suele ser una solución por el hecho de que los que han emigrado son, precisamente, los que tienen mayor afán de superación e incluso mayor nivel de preparación. Las remesas de dinero de los inmigrantes a sus países de origen suele compensar los aspectos tan negativos de la emigración, aunque también ello crea un problema en el país donde viven esos emigrantes.

2.3.
La inmigración origina diferentes fuentes de “malestar psicológico”. Los que vienen tienen que integrarse en el nuevo país, primero laboralmente con el desarrollo de toda una legalidad en permisos, autorizaciones, identificación, seguridad social y educación; al mismo tiempo culturalmente, por el nuevo idioma, cuando es diferente del suyo, en cualquier caso se deben asumir nuevas costumbres y formas de vida. Los valores serán de diferente intensidad, por ejemplo el concepto de amistad, de servicio comunitario, de tiempo libre, de horarios, de comidas, de familia, de folclore, de gustos artísticos; estos nuevos o modificados valores se deberán moderar con los de origen para evitar problemas en la adaptación, lo que no siempre es logrado. La diversidad cultural, de idiomas y de religiones, puede ser enriquecedora a veces, y creadora de conflictos graves en otros casos. El desarraigo, el abandono de anteriores prácticas de todo tipo, la perdida de los grupos familiares y de las relaciones generadas entre estos ocasionan sin duda un profundo y muchas veces constante malestar psicológico: “ La familia ampliada que incluía a tíos, padres, primos, suegros y abuelos, había dado paso a una familia nuclear, mucho más reducida. La sensación de vacío que eso creó hizo decir a una mujer que se había sentido a menudo – culpable de no dar una familia a mis hijos – echaba terriblemente de menos a mis padres”[3]
“Se acepta que los inmigrantes presentan mayores tasas de depresión y trastornos de ansiedad que grupos con idénticas características sociodemográficas de su país de origen o la cultura anfitriona. La razón principal serían los procesos de adaptación y las dificultades ambientales ligadas a la emigración. La depresión en los inmigrantes posee características específicas vinculadas, por un lado a las situaciones de estrés y de duelo que se vive en la migración; y por otro, a las características de la cultura de origen de los inmigrantes que moldean la expresión de la sintomatología psiquiátrica”.[4]


3.- APORTE PERSONAL


3.1.
Ya en Chile hemos escuchado de parte de la inmigración peruana en los últimos años: “sólo venimos a trabajar en labores que los chilenos no quieren hacer”, tratando de defenderse de las acusaciones de ocupar puestos de trabajo de los connacionales, tratando de “fabricar” un nicho donde instalarse sin conflictos, descomprimiendo las posturas mas extremadamente nacionalistas y xenófobas de algunos de nosotros, curiosa situación ya que seguramente más de algún compatriota ha utilizado la misma frase en alguno de los países más desarrollados al que ha llegado como inmigrante, justificándose e “instalándose” de la misma forma en esa sociedad.
Por otra parte miro estas cuatro generaciones familiares que mencionaba al comienzo del trabajo, analizo sus llegadas y partidas, en tanto migraciones, y trato de encontrar y ver las consecuencias de aquello en relación al malestar psicológico que mencionamos. Uno de mis bisabuelos maternos llega a Chile en 1890 desde Italia, contratado por el gobierno de Balmaceda como mecánico forjador para enseñar en escuelas técnicas del país, otro abuelo emigra desde el País Vasco a Chile en el 1900, rompiendo relaciones para siempre con su familia, al casarse su padre por segunda vez cuando muere su madre. Tíos y hermanos emigran a Suecia y Finlandia en los 1980 y forman familias en esos países. Algunos de ellos nunca evidenciaron algún “malestar”, otros intentaron toda su vida volver al lugar de origen, en el ínter tanto algunos desarrollaron diferentes conductas, los continuos “brindis”, hasta el llanto, en recuerdo de aquella parte de la familia lejana, otros formaron no solo una sino dos o tres “familias” como si quisieran “completar” aquello que habían perdido al llegar a otro país como inmigrantes. Tengo presente los intentos constantes por volver de mi hermano Ricardo ya casado con finlandesa y padre de tres bellas nórdicas, sus llamados telefónicos permanentes y su lento convencimiento hasta darse cuenta de que ya su desarraigo era menor que el que podía ocasionarle a su esposa e hijas en su ansiado retorno a Chile.

3.2.
No tengo la capacidad profesional aún para reconocer, determinar y detallar las conductas de “malestar psicológico” que todos estos hechos han producido en nuestra familia o en la sociedad posmoderna y en su contexto socio-cultural, pero seguramente mi constante deseo de investigación y recopilación de datos de mis orígenes podría ser una manifestación de aquello, el sentir “que no estoy completo” aquí, siendo necesario “saber de donde” ¿podría mostrar ese malestar? , por cierto indicando todo esto que no solo el inmigrante adquiere ese “malestar psicológico” sino toda la familia que lo rodea abarcando y marcando incluso a varias generaciones con su “sufrimiento”, no es difícil entender sistémicamente el fenómeno entonces.
Será tarea a realizar el considerar los diversos malestares psicológicos como señales en el ser humano (pacientes o clientes) de las contradicciones ante la no cumplida promesa de felicidad de la posmodernidad ya comenzado el nuevo milenio. Habrá que aportar como profesional visiones éticas para la creación de encuentros y vínculos inclusivos en un lenguaje “auténtico”,“compartiendo sentires”, en solidaridad afectiva para que el consultante se sienta “visto”. Trabajar por el desarrollo de capacidades críticas, trascendiendo en el trabajo participativo en lograr acuerdos en relación a cambios en políticas públicas por ejemplo. Todo esto a partir de una clara vocación, comprometido con ella, adquiriendo una sólida identidad profesional con claridad de deberes, responsabilizándose de todo aquello en la intención de lograr la autorrealización.



4.- CONCLUSIONES

Eric Hobsbawm en su Historia Del Siglo XX (1998) en el capítulo referido al fin del milenio nos habla de “…países ricos rodeados por países pobres con grandes ejércitos de jóvenes que claman por conseguir los trabajos humildes del mundo desarrollado que les harían a ellos ricos en comparación con los niveles de vida de sus países de origen”. Esta realidad evidente, la migración, que ha sido explorada, investigada y tratada abundantemente y que ha sido la marca de la humanidad en su desarrollo y evolución, hoy, en el entorno globalizado y considerando idealmente los derechos de las personas se presenta como generadora de malestar psicológico interfiriendo en la salud integral de las personas. Seligman (Seligman, 1975), da el nombre de síndrome de indefensión a la sensación de que los acontecimientos ya no dependen de lo que uno haga y, por lo tanto, no merece la pena intentar cambiarlos. A partir de ahí, la persona pierde la sensación de control interno y comienza a sentirse indefensa ante el mundo ( ¿ la “ población superflua” de Sygmunt Bauman ? ). Cuando alguien se siente así, es porque ha aprendido que el resultado es completamente independiente de la respuesta que él dé a las situaciones vitales. Debido a esta idea, disminuye nuestra motivación para intentar controlar nuestra vida. Es como si nos dejáramos ir, como si pensáramos que no tiene sentido intentar hacer algo. De hecho, se nos olvidan las situaciones en las que actuar nos sirvió para cambiar las cosas... y eso hace que aumente nuestro miedo a la vida. Para algunos autores (p. Ej., Grinberg, 1993) lo que siente un emigrante es un proceso de duelo en el que la persona tiene, ante todo, que asumir pérdidas. La pérdida del amor y respeto de los amigos y otros familiares, la pérdida de estatus, la pérdida de un ambiente familiar que con sus deberes y obligaciones da sentido a la vida,... Para el trabajo en salud mental es importante recordar que las pérdidas generalmente desbaratan planes, esperanzas y sueños para el futuro (al menos temporalmente) y, por otra parte desafían las creencias y asunciones acerca de uno mismo y del mundo[5].




5.- BIBLIOGRAFÍA


Libros:


1.- Maturana, Humberto., Varela, Francisco., El árbol del conocimiento, Santiago de Chile, 2006
2.- Hobsbawm, Eric., Historia del siglo XX, Buenos Aires, 2008
3.- Sagrado, Rafael., Gazmuri, Cristian., Historia de la vida privada en Chile, Santiago de Chile, 2007

URL:
1.- http://es.wikipedia.org/wiki/Inmigrante
2.-http://www.lamercedrefugiados.org/Documentos%20y%20Artículos/SaludMentalInmigración.pdf


















[1] Sagredo, Rafael., Gazmuri, Cristian., Estrada, Baldomero. (2007). Historia de la vida privada en Chile / "La vida con el corazón dividido, inmigrantes españoles en Valparaíso". Santiago de Chile: Aguilar Chilena de Ediciones S.A..
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/Inmigrante
[3] Sagredo, Rafael., Gazmuri, Cristian., Del Pozo, José. (2007). Historia de la vida privada en Chile / "Con las maletas abiertas. Los exiliados en Montreal". Santiago de Chile: Aguilar Chilena de Ediciones S.A.
[4] Mora Mínguez, Fernando. (2008). PSIQUIATRÍA E INMIGRACIÓN. UNA PERSPECTIVA TRANSCULTURAL. Consultado en Septiembre, 27, 2008 en http://www.saludmental.info/Secciones/psiquiatria/2007/psiquiatria-inmigracion-perspectiva-transcultural-junio07.html.
[5] Muiño, L. (). Salud mental e inmigración. Consultado en Septiembre, 27, 2008 en http://www.lamercedrefugiados.org/Documentos%20y%20Art%EDculos/SaludMentalInmigraci%F3n.pdf.