sábado, 24 de julio de 2010

LA CONCIENCIA DE LO INMINENTE DE LA MUERTE ¿ ES UN CONCEPTO PRECURSOR DEL SENTIDO DE LA TRASCENDENCIA ?

PRESENTACIÓN


Al trabajar sobre nuestra pregunta inevitablemente deberemos definir los conceptos de vida, muerte y trascendencia, elementos en un continuo cambio cultural, en la concepción que el ser humano tiene de ellos, a lo menos desde los registros históricos que nos permiten elaborar al respecto. Todo esto desde la mirada de la adultez tardía en relación con los conceptos mencionados. Vida: Científicamente, podría definirse como la capacidad de administrar los recursos internos de un ser físico de forma adaptada a los cambios producidos en su medio, sin que exista una correspondencia directa de causa y efecto entre el ser que administra los recursos y el cambio introducido en el medio por ese ser, sino una asíntota de aproximación al ideal establecido por dicho ser, ideal que nunca llega a su consecución completa por la dinámica constante del medio . Muerte: Suceso obtenido como resultado de la incapacidad orgánica de sostener la homeostasis. Dada la degradación del ácido desoxirribonucleico (ADN) contenido en los núcleos celulares, la réplica de las células se hace cada vez más costosa. Se suele decir que una de las características clave de la muerte es que es definitiva, y en efecto, los científicos no han sido capaces hasta ahora de presenciar la recomposición del proceso homeostático desde un punto termodinámicamente recuperable . Trascendencia: La trascendencia se refiere a ir más allá de algún límite. También llamada dimensión trascendental. Generalmente el límite es el espacio-tiempo, lo que solemos considerar como mundo o universo físico. Trascendencia entonces adquiere el sentido de ir más allá de lo natural tanto en el conocimiento como en la vida de una persona, alma e inmortalidad; o de una institución que pretende tener un carácter sempiterno, como una ciudad, civilización, cultura . Alguna vez la muerte fue parte de la vida diaria , dioses que la representaban, sacerdotes y sacerdotisas facilitadores, ritos propiciatorios, sacrificios y ceremonias con fechas determinadas que la relacionaban con el quehacer humano, como los procesos agrícolas por ejemplo, permitían un relativamente fluido paso a ella preparando al sujeto por medio de este conocimiento constante y presente. Es en la cultura egipcia, tan reconocida como cultora de la muerte y de la trascendencia, especialmente en sus conceptos religiosos y arquitectónicos, donde podemos encontrar numerosos ejemplos al respecto: Originalmente Osiris era un dios agrícola, pero después se le consideró como el Dios de los muertos, con la capacidad de morir y resucitar, capaz de la inmortalidad de él y de sus seguidores. Explicaciones de origen cósmico encuentran en Osiris un símbolo del Nilo, que crece y decrece todos los años, así como de la luz solar, que desaparece cada tarde y vuelve con el alba. Osiris se mantuvo vivo durante muchos siglos, mientras que los ritos, creencias y cultos se modificaban o cambiaban. Además de ser un dios de la fertilidad pasa a ser un dios de la muerte . Podemos entonces apreciar claramente en estas figuras la unión de los conceptos de vida, muerte y trascendencia en el interminable (…y trascendente ? ) ciclo de germinación de las semillas, su relación con el ciclo de la transformación del agua y todo ellos con el gran ciclo del funcionamiento cósmico. De igual manera el saber budista, en su Libro Tibetanos de los Muertos nos dice en su primer bardo, uniendo muerte y trascendencia:

Recuerda: Esta es la hora de la muerte y renacimiento. Aprovecha de esta muerte temporal para obtener el perfecto estado. Ilumínate. Concentrado en la unidad de todos los seres vivientes. Mantenido sobre la Luz Clara. Úsalo para alcanzar el entendimiento y el amor.

MARCO TEÓRICO:

Al decir de Víçtor Frankl: "El hecho antropológico fundamental es que el ser humano remite siempre más allá de si mismo, hacia algo que no es él, hacia algo o hacia alguien, hacia un sentido. El ser humano se realiza a si mismo en la medida que se trasciende" Papalia en su trabajo acerca del desarrollo humano (1992) expresa con varios ejemplos la forma en que las diferentes edades se afectan por la muerte. En el caso de la edad adulta intermedia describe lo dicho por Saúl Alinsky, un organizador de la comunidad de Chicago, al que se le pregunta que lo había hecho decidirse a dedicar su vida a la gente de la clase trabajadora, recordó cuando estuvo gravemente enfermo: “Me di cuenta entonces, de que yo iba a morir. Yo siempre había conocido la muerte de manera abstracta, por supuesto, pero por primera vez la sentí dentro de mí. Y preparé mi mente para que antes de morir pudiera hacer algo que realmente marcara la diferencia en el mundo” (…trascendencia?). (S.A. Alinsky, comunicación personal, 1966). Es en la mitad de su vida, dice el autor, cuando la mayoría de las personas saben muy dentro de ellas que, ciertamente, van a morir. La muerte de sus padres, generación que les antecede, es señal inequívoca de aquello. Los organismos les envían señales de que no son tan jóvenes, ágiles y cordiales como en el pasado, sería mediante este conocimiento interno que los adultos de edad intermedia perciben sus cambios. Antes se pensaba sobre la existencia en relación a los años vividos desde el nacimiento, pero ahora piensan en el número de años que les restan hasta el día de sus muertes. El darse cuenta que la muerte es segura, plantea Papalia, frecuentemente ocasiona un ímpetu por hacer mayores cambios en su vida, haciendo un examen de sus carreras, matrimonios, relaciones con sus hijos, de sus valores y de la forma en cómo gasta el tiempo Elizabeth Kubler-Ross (Encinas, 1999), que trabajó con pacientes moribundos y los animó a hablar acerca de si mismos, es ampliamente reconocida por haber revivido el interés sobre el tema de la muerte. Encontró que la mayoría de los pacientes a quienes había tratado aceptaban de buen grado la ocasión de hablar abiertamente sobre sus condiciones, y que tenían una idea muy precisa de la cercanía de la muerte aunque no lo dijeran. Luego de hablar con alrededor de 500 pacientes terminales, Kubler-Ross propuso la existencia de cinco fases para la aceptación final de la muerte, las que se presentan en el siguiente orden: negación ante el conocimiento evidente de que se está próximo a morir; ira porque le sucede precisamente a uno; negociación en espera de un poco más de tiempo; depresión por la pérdida de la propia vida, y finalmente, aceptación, en la que se experimenta un sentimiento de paz con uno mismo y con el mundo. Agrega Kubler-Ross que, sin embargo, estas cinco fases no son iguales para todas las personas, ni deben considerarse como el criterio o el ideal para una buena muerte. Es muy posible que las personas no transiten por tales fases de un modo tan claro y tan ordenado como señala el modelo teórico anteriormente descrito; y aunque estas fases pudieran ser en un determinado momento una pauta para comprender la muerte, no deben considerarse en forma rigurosa. En la búsqueda bibliográfica encontramos un interesante trabajo de Serra y Abengózar publicado en los anales de Psicología de la Universidad de Valencia relativo a la ancianidad y preparación para la muerte, allí se sostiene que la transición a la muerte en tanto crisis estaría modulada por: • el impacto del suceso, • b) los recursos personales, • c) los recursos sociales, la preparación para la muerte incluirá: a) Un cambio en los esquemas cognitivos respecto al proceso de morir, un conocimiento del proceso, una ampliación de horizontes culturales, históricos y espirituales respecto al desarrollo de un proceso en gran medida temido por desconocido y ausente y a la vez presente en nuestro desarrollo vital. b) Un enriquecimiento de recursos personales, que implementen variables que dirijan al individuo hacia esquemas de madurez psicológica y que implica: - asunción de los propios cambios físicos y psicológicos - disciplina - perspectiva integrada del pasado, presente y futuro en un proyecto personal Finalmente en este trabajo se confirmaría la hipótesis planteada por las autoras (…y la nuestra en tanto percepción de la inminencia de la muerte como constante en una edad avanzada), en la que sería la precisamente la edad, la variable explicativa más potente ante los cambios perceptivos y actitudinales en los factores "Religiosidad/Trascendencia", puesto que los sujetos con edades comprendidas entre 60-65 años se pronuncian como menos religiosos y con menos concepciones trascendentales acerca de la vida después de la muerte. Por el contrario, los sujetos de 71 a 75 años se pronuncian como más religiosos y trascendentes, mientras que son los que menos temor muestran ante la proximidad de la muerte . En su concepto evolutivo de la muerte , Teilhard de Chardin sostiene dos dimensiones para explicar que su concepción de la muerte aparece como paso a la trascendencia: • Una Perspectiva fenomenológica, donde en este punto de mira, esa primera definición aproximativa y genérica de la muerte como paso a la trascendencia se concreta y especifica ulteriormente como acontecimiento trascendental frente a Omega. Omega viene a ser, en el sistema de pensamiento de Teilhard, el nombre fenomenológico de esa trascendencia. • Una Perspectiva mística En esta nueva perspectiva, metódicamente autónoma, pero indeclinablemente conexa en la unidad existencial del pensar y saber humanos, aquella primera definición genérica de la muerte como paso hacia una nueva forma de existir se concreta y especifica ahora no ya como acontecimiento trascendental frente a Omega, sino como acontecimiento trascendental frente a Dios. CONCLUSIONES En estricto rigor, en nuestra investigación y después de la búsqueda bibliográfica lo que quedan son más preguntas que respuestas, variados pensadores plantean diversas teorías para explicar los conceptos de muerte y trascendencia y de cómo el ser humano reacciona ante ellos, es obvio que la visión de estos es absolutamente personal y solo en términos generales podría hablarse de algunas formas de experimentar o vivir la trascendencia: a) El experimentarse como parte de un orden o plan universal o divino. Esta es la experiencia propia de las grandes religiones. b) El experimentarse como parte de la naturaleza física en general y de la humana en particular como realidades en constante proceso evolutivo. Esta es la experiencia que se deriva de intentos de fundar la religión o la ética en generalizaciones elaboradas por la ciencia natural. c) El experimentarse como parte del proceso histórico de constitución de la humanidad plena, de su perfectibilidad, de una agenda histórica que pasa de generación en generación. Esta es la experiencia de la trascendencia que se da en el humanismo de la modernidad, tanto en sus variantes idealistas, como la de Karl Krause, y la materialista histórica de Kart Marx. d) El experimentarse como miembro de una forma concreta de humanidad, de una colectividad que comparte una geografía, una cultura una historia: el pueblo, la nación. Es la experiencia de la trascendencia desde una perspectiva política comunitaria., propia de, por ejemplo, el nacionalismo e) El experimentarse a sí mismo como proyecto y tarea constante de superación, de integración y desarrollo pleno para consigo, la comunidad y el universo. Es la experiencia de la trascendencia como se la entiende en psicologías humanistas como la de Abraham Maslow. Estas cinco formas no son excluyentes, se combinan históricamente, predominan una más que otra en épocas o culturas. Se manifiestan en religiones, movimientos sociales, filosofías, mitos, etc. En el intento de complementar con nuestras propias vivencias los conceptos de muerte y trascendencia aparecieron sensaciones y emociones movilizadoras y desestabilizadoras, instantes y palabras finales de nuestros mayores, cobraron sentido y razón en esta investigación, preliminar por cierto, pero no por eso menos intensa y aclaradora, desconcierto y lamento por no haber entendido, desconcierto y lamento por lo que será nuestra propia partida, en la esperanza que el conocimiento y algún atisbo de iluminación mediante este conocimiento nos permita ser más plenos y más cercanos con nuestros significativos teniendo en mente la contradicción de no haberlo sido con los que ya partieron.


BIBLIOGRAFIA


Vigotsky, (1978). Mind in society: The development of higher psycological processes. Cambridge: Harvard University Press. Lynn Margulis, 2005. Captando genomas. Una teoría sobre el origen de las especies. Editorial Kairós TEILHARD DE CHARDIN, P (1963). El fenómeno humano. Madrid: Taurus. Slaikeu K.A. (1988). Intervención en crisis. México: El Manual Moderno. Papalia,Diane.,Wendkos,Sally.,Duskin,Ruth. (1992). DESARROLLO HUMANO. México: McGRAW-HILL UTEHA (1983). El Hombre Origen y misterios, egipcios.. España: S.A. de C.V.. WEB: Serra, Emilia. Abengozar,Mari Carmen (1990). Ancianidad y preparación para la muerte. Consultado en Mayo, 23, 2010 en http://www.um.es/analesps/v06/v06_2/04-06_2.pdf. (). . . Consultado en Mayo,2,2010 en http://es.wikipedia.org/wiki/Muerte http://www.accessmylibrary.com/article-1G1-116037456/el-concepto-de-muerte.html http://www.um.es/analesps/v06/v06_2/04-06_2.pdf http://www.logoforo.com/anm/templates/?a=456&z=3 http://www.comayala.es/Libros/teilhard/evolmort.htm

viernes, 15 de enero de 2010





Karl Theodor Jaspers

Psiquiatra alemán y filósofo, tuvo una fuerte influencia en la psiquiatría, en la filosofía modernas y en la teología.
(1883 –1969)

En la búsqueda de antecedentes para la preparación de este trabajo, hemos encontrado diversos comentarios respecto a la importancia de sus planteamientos teóricos y clínicos, en su condición de psiquiatra clásico según es considerado. Se señala incluso que: “Recientemente ha habido una revalorización de la psicopatología alemana. Toda una tradición de pensamiento e investigación se ha basado en la obra de Jaspers. En la búsqueda de los fundamentos de la psicopatología como ciencia, Jaspers recurrió a la filosofía para estudiar los niveles de sentido estructural en la psicopatología” .
Biografía
Nacido en Oldenburgo, Alemania, en 23 de febrero de 1883, hijo mayor de tres hermanos. Fue un niño que se enfermaba con cierta frecuencia, desarrollando bronquiectasias durante su adolescencia, lo que hizo que estuviera bajo cuidado médico durante toda su vida.
Empezó sus estudios de derecho en Friburgo, obedeciendo a los deseos de su padre que era abogado y banquero. Un año más tarde, deja la carrera de derecho para dedicarse a la carrera de la medicina, empezando estos estudios en Berlín, siguiendo en Gotinga y concluyendo en Heidelberg en 1908 donde posteriormente fue asistente de Franz Nissl en la cátedra de Psiquiatría.
Adquiere matrimonio con Gertrudis Mayer en 1910 durante sus años de estudiante. En 1913, publica a sus 30 años la Psicopatología General, su obra más importante para la psiquiatría y que se constituye en una base muy importante para los estudios de psicopatología. Estuvo a cargo de la clínica psiquiátrica de la Universidad de Heidelberg hasta el año 1915. Durante este período Jaspers entrevistaba a los pacientes que le interesaban, ya que no tenía obligaciones horarias ni asistenciales, situación que logró pues no recibía salario durante su estadía en Heidelberg.
Posteriormente mostró mayor interés por la filosofía y en 1921 se hace cargo de la cátedra de Filosofía, que mantuvo hasta 1937. En este período su preocupación estuvo direccionada al establecimiento de los límites del filosofar, intentando traer a la luz la relación entre la filosofía y la ciencia. Fue amigo de Ernst Mayer (filósofo) y de Martin Heidegger, del cual se distanció posteriormente debido su cercanía con el nacional-socialismo alemán. A respecto de este movimiento, Jaspers pensó a principio que no tendría mayor duración y se autodestruiría rápidamente. Cuando este partido llegó al poder, Jasper fue expulsado de la cátedra por sus ideas liberales y su matrimonio con una judía. Luego se le permitió efectuar algunas publicaciones, pero finalmente se le prohíbe realizar cualquier labor académica.
En 1942 obtuvo permiso para mudarse a Suiza pero con la condición de que su esposa permaneciera en Alemania, a lo que se negó y ella tuvo que ocultarse. Pensaron en suicidarse en caso de ser arrestados.

Terminada la segunda guerra mundial le fue regresada su cátedra e intentó reconstruir la universidad desde el punto de vista moral y político, pero constató que escasos profesores se habían mantenido autónomos.
Debido a sus diferencias con la política del post guerra, trasladase a Basilea, Suiza. Adquirió la nacionalidad suiza en 1967, donde permaneció hasta su fallecimiento en 1969 a los 86 años. En el momento de su muerte había publicado 30 libros además de 30.000 páginas escritas a mano.
El aspecto más notable de Jaspers esta justamente en el hecho de haber evolucionado de la medicina hacia la filosofía, lo que explicaría su paso por el Hospital Psiquiátrico de Heidelberg y el hecho que nunca volvió a la practica clínica.
Se plantea que su dedicación inicial a la medicina y psiquiatría y su posterior dedicación a la filosofía fueron lo que determinaron su actitud integradora entre ciencia y pensamiento filosófico, y de forma mas concreta, de los estudios y su dedicación al establecimiento de las diferencias genéticas entre comprensión y explicación, además de los aportes a temas psicopatológicos de grande importancia, como reacción, desarrollo y proceso (C. Ballús – 1955).
Su actividad como psiquiatra fue breve y abarca sólo el período entre 1909 y 1913. En tan breve tiempo influyó de manera importante en el pensar psiquiátrico, influenciando con sus ideas a la corriente fenomenológica.



Aspectos Teóricos Destacados



La insatisfacción de Jaspers con el abordaje popular de las enfermedades mentales lo llevó a cuestionar tanto el criterio de diagnóstico como los métodos clínicos de la psiquiatría. Publicó un tratado revolucionario en 1910, el que versaba sobre si la paranoia era una faceta de la personalidad o el resultado de cambios biológicos. Si bien no aportó muchas ideas nuevas, sí introdujo un nuevo método de estudio. Jaspers estudió varios pacientes en detalle, registrando información biográfica respecto de ellos y notas de cómo se sentían los propios pacientes acerca de sus síntomas. Esto llegó a ser conocido como el método biográfico, y hoy forma parte de la práctica de la psiquiatría moderna.
Desarrolla sus perspectivas de las enfermedades mentales en un libro llamado “Psicopatología General”, cuyas ediciones se iniciaron en 1913 la primera, para concluir la sexta en 1953. Los dos volúmenes que conforman esta obra se han transformado en clásicos de la literatura psiquiátrica, y muchos criterios modernos de diagnóstico nacen de ideas contenidas en sus páginas. Resulta de particular importancia el modo en que Jaspers encaró el diagnóstico psiquiátrico de síntomas; según él, el criterio de diagnóstico debía tomar en cuenta principalmente la forma ante el contenido. Por ejemplo, al diagnosticar una alucinación, el hecho que una persona experimente fenómenos visuales sin mediar estimulo sensorial para ello (la forma), es más importante que lo que el paciente ve (el contenido).
Los pensamientos e escrituras de Jaspers se basan en la corriente fenomenológica. Están presentes corrientes como el positivismo al momento que elabora su psicopatología, el psicoanálisis, la filosofía de Hegel y la fenomenología. El idealismo hegeliano situase como trasfondo a partir del cual Jaspers intenta retornar al estudio de los sujetos como seres humanos que sufren de trastornos mentales. La fenomenología de Husserl (1859-1940) servirá de influencia de la cual intentará alejarse por considerar que el análisis de este autor representa un alejamiento del hombre concreto, inserto en la cotidianeidad de su acontecer como un "ser en el mundo" . La análisis del hombre, para Jaspers, deberá ser hecha como una pregunta por el ser, en cuanto un ser viviente. No se trata de preguntar desde un sujeto que objetiva su entorno considerando al ser humano como un objeto puro del conocimiento, tal como resultado de un filosofar esencialista al modo de Husserl, sino que, todo lo contrario, éste deberá ser entendido como un ser o un estar en el mundo, en su existencia concreta, lo que "es para sí y se encamina hacia su propia trascendencia" .
Respecto a la ciencia, Jaspers estará de acuerdo con algunos resultados empíricos que resultan de su método, pero se alejará de ésta en cuanto signifique un distanciamiento de la comprensión del existir del hombre en aquello que representa lo propiamente humano, que se distancia de los análisis objetivos y científicos a la manera de un positivismo más radical.
La ciencia estaba totalmente desarrollada en el siglo XIX, sin embargo, a seguir, se tomó conciencia de sus principios y procedimientos, cuestionándose el fundamento de ellas, lo que trajo como consecuencia la revisión de su método, el que fue considerado como un artificio o un constructo de la razón para conocer la realidad. El artificio se basa en que el objeto de conocimiento es considerado por la ciencia experimental como separada por un lado en lo real o lo objetivo y, por otro, la abstracción que se efectúa para construir formulaciones teóricas.
La fenomenología intenta superar esta dicotomía de la ciencia experimental. La realidad tal como es y especialmente el sentido y las características de lo mental permanecen desconocidos en sí mismos, sostiene Jaspers. Lo que conocemos de la realidad mediante las ciencias naturales es sólo un constructo teórico donde el enlace entre teoría y realidad es un salto llevado a cabo por nuestra razón al formular leyes que rigen o representan lo real. Las leyes sólo corresponden a un artificio, las teorías científicas se destacan por su provisionalidad y arbitrariedad y no representan, según la fenomenología, la verdadera naturaleza del ser humano en cuanto sujeto que posee mente y vida psíquica, ya que tanto la realidad como la conciencia del sujeto son naturalizadas por el método científico.
Pero la fenomenología seguirá buscando el ideal de cientificidad que proporcione evidencias fundadas en conclusiones que posean validez universal.
Las ciencias y el método experimental ejercen su acción sobre la realidad constituida como un objeto, es decir, efectúa una separación entre sujeto-objeto de modo tal, que el ser humano, su mente, su psiquismo son reducidos a hechos objetivos para ser estudiados mediante ya sea la experimentación o la observación. De este modo, el ser humano no es comprendido como una totalidad, sino que es reducido a hechos espacio-temporales determinados, tal como sucede por ejemplo en la física, la química, etc.
Para la fenomenología, el aplicar este esquema a la psicología ha provocado una limitación, ya que la conciencia, el conocimiento, la realidad y el sujeto permanecen naturalizados y no permiten esclarecer los problemas auténticamente humanos. El fenomenólogo debe trascender los límites que le impone el método científico, debe superar las ciencias experimentales y situarse en otro ámbito desde el cual le sea posible captar, estudiar y comprender lo mental. Este nuevo campo será el de la conciencia del sujeto donde se podrá obtener la validez de todo conocimiento posible.
Para la fenomenología el acontecer es el ser mismo. El fenómeno, aquello que es capaz de ser comprendido, estudiado por la conciencia, no le subyace nada, no posee un substrato más allá del propio fenómeno, es lo que se da directamente frente a la conciencia para descubrir su verdad. Como fenómeno, lo psíquico es diferente a lo corpóreo, que puede ser estudiado o se rige por las leyes de las ciencias naturales. Para el fenomenólogo el cuerpo se constituye como un fenómeno ante la conciencia de aquel que lo estudia. Lo fenomenal actúa como un flujo, nunca los fenómenos son iguales unos de otros, no permanecen idénticos, es acontecer puro, no pueden ser naturalizados, pues si lo hacen se escapa lo esencial.
Volver a las cosas mismas, uno de los postulados de la fenomenología, significa volver a este mundo anterior a la abstracción que efectúan las ciencias, que a través de su método se alejan de la verdadera naturaleza de las cosas.
Jaspers define la fenomenología así: "Tiene la misión de representar intuitivamente los estados psíquicos que experimentan los enfermos, según sus condiciones de afinidad, se limitan, se distinguen y se aplican términos precisos. Con esta finalidad se describen las manifestaciones externas del estado anímico, se estudian sus condiciones, se comparan entre ellas mediante auto descripciones y confidencias de los enfermos"
A diferencia de Husserl, que intentaba conocer las esencias, en Jaspers la fenomenología es un procedimiento empírico que surge de la comunicación de los enfermos, de la experiencia descrita por medio de categorías sistemáticas, formulaciones y comparaciones contrastantes, exhibición del parentesco de los fenómenos, su ordenamiento en series y sus transiciones. Se debe buscar la imparcialidad en la contemplación del fenómeno a través de un esfuerzo crítico y trabajo laborioso. Se trata de una captación directa, sin prejuicios de lo psíquico, tal como es, en su existencia real.
Sólo lo que está en la conciencia debe ser representado y analizado, dejando de lado las teorías, las interpretaciones, las construcciones psicológicas, las apreciaciones subjetivas. Hay que informarse de todo fenómeno psíquico, de toda vivencia en la exploración de los enfermos y en sus autodescripciones. Se debe ejercitar la contemplación de lo experimentado directamente por los enfermos para reconocer lo propio del fenómeno.
Dice Jaspers que el objeto de la psicopatología es el acontecer psíquico realmente consciente. Comprende tanto las vivencias como se expresan objetivamente en cuanto representan acontecimientos psicológicos, aunque la frontera entre lo psicológico y lo psicopatológico es a menudo tenue. El psicopatólogo debe estudiar los fenómenos normales para comprender los patológicos. La psicopatología está estrechamente relacionada con la psicología y la medicina somática. También posee importancia la filosofía, que le da al psicopatólogo una perspectiva para la claridad en los conocimientos, aunque las valoraciones éticas y metafísicas son independientes de los análisis psicopatológicos.
La psicopatología estudia al hombre que tiene por característica el ser libre, la reflexión, el espíritu, a diferencia del animal, que cumple automáticamente con las leyes naturales. El hombre en sus enfermedades somáticas es semejante al animal, pero las enfermedades psíquicas representan algo nuevo ya que afectan el alma. El alma no es para el psicopatólogo un objeto, sino que son sus expresiones, sus manifestaciones somáticas, el lenguaje, las obras, los que pueden ser estudiados. No es un objeto con cualidades, sino un ser en el mundo. Es devenir, desarrollo, diferenciación, nada definitivo y acabado.
La conciencia es la manifestación del alma. La conciencia es primariamente interioridad de un vivenciar. Es conciencia objetiva, un saber de algo. Ésta se diferencia de lo inconsciente y lo extraconsciente.
Para poder dar explicaciones hay que atribuir al alma una estructura extraconsciente teóricamente imaginada para estos fines explicativos. El alma como vivencia es la superficie de algo más profundo que sólo puede ser entendido en forma indirecta a través de nociones teóricas. Éstas nunca son probadas en sí mismas, sino sólo por sus consecuencias, objeto de los mecanismos extraconscientes. Lo inconsciente está, por un lado, conformado por lo inadvertido que se hace consciente en determinados momentos, y lo extraconsciente que nunca puede ser advertido y también nunca puede ser demostrado.
En la psicopatología se reúnen los métodos de todas las ciencias. Biología, estadística, matemática, ciencias del espíritu, sociología, se aplican en ella ya que estudia al ser humano como un todo en cuanto enfermo.
De este modo, además de la fenomenología como método se incorporan otras perspectivas y los resultados aportados por las ciencias, otras psicologías, etc., para llegar finalmente a una comprensión abarcativa de todo el saber psicopatológico. Cada una de estas corrientes representa aportes que culminan con la búsqueda de la comprensión por el todo del ser humano.




Aspectos Clínicos Destacados





El método fenomenológico se enfrenta de un modo diferente a como había sido la posición del investigador hasta esa fecha. Previamente el observador anotaba las conductas externas del individuo, por ejemplo el tema de los delirios, tipos de pensamiento, describiendo los síntomas en forma externa. Estas vivencias morbosas, dice Jaspers, deben delimitarse y distinguirse en la forma más exacta posible. Se trata de ahondar en los síntomas tanto externos como subjetivos, los que se manifiestan en la intimidad del sujeto que son los de mayor valor diagnóstico. Esto fue novedoso para la época de Jaspers ya que el psiquiatra no es ya un mero observador, sino que intenta experimentar estas vivencias. Es necesario que el enfermo escriba o relate sus vivencias morbosas espontáneamente de la forma más exacta posible y libre de cualquier influencia.
Su método será destacar, delimitar, diferenciar y describir los fenómenos mentales que de esta forma quedarán actualizados en lo que realmente sucede en el paciente, lo que verdaderamente vivencia, como algo que le es dado en su conciencia. Este estudio de las vivencias rebasa las consideraciones meramente teóricas que distorsionan o no comprenden el vivenciar tal como éste se manifiesta en la conciencia. Se deben dejar atrás las teorías tradicionales, las construcciones psicológicas, para dedicarse a aquello que podamos comprender y captar, diferenciar y describir en su existencia real, superando los prejuicios teóricos.
La seguridad que se alcanza a través del método científico-objetivo se logra en fenomenología por medio de las comparaciones, repeticiones y reexamen de las vivencias, tal como ocurre en las ciencias empíricas al comparar, repetir y reexaminar los hallazgos científico-naturales en el método científico experimental.
En resumen, el método fenomenológico se relacionará sólo con lo que es realmente vivenciado, con lo intuible y no con aquello que considere un supuesto teórico. La fenomenología ve a lo mental como una actualización inmediata y no se preocupa de la génesis causal de los fenómenos mentales.
Un concepto importante en la psicopatología lo constituye la diferenciación entre comprensión y explicación. Estos conceptos resumen las distintas formas de acercamiento a lo mental, representado por la explicación científica y la comprensión fenomenológica.
Jaspers sentía que la psiquiatría debía diagnosticar los delirios (o delusiones) de la misma forma. Argumentó que los clínicos no deberían considerar una creencia de delirio basado en el contenido de la creencia, sino sólo basado en la manera en que el paciente defiende esa creencia. Jaspers además distinguió entre los delirios primarios y secundarios. Definió los primarios como autóctonos, es decir, que aparecen sin una causa aparente, siendo incomprensibles en términos de un proceso mental normal (este es un uso distinto que se le da al concepto autóctono en medicina y en sociología, que hace referencia a poblaciones indígenas). Los delirios secundarios, por otra parte, son clasificados como influenciados por los antecedentes de la persona, situación actual o estado mental.
Jaspers consideraba los delirios primarios como 'in-entendibles', ya que creía que no existía razonamiento coherente detrás de su formación. Esta apreciación ha causado bastante controversia, y ha sido criticada por Ronald D. Laing y Richard Bentall, haciendo énfasis en que al tomar esa posición se puede hacer que los terapeutas caigan en la complacencia de suponer que, ya que no serán capaces de entender al paciente, el paciente está delirante y cualquier investigación posterior que se haga no tendrá ningún efecto.
Se reconoce como de particular importancia el modo en que Jaspers aplica el diagnóstico psiquiátrico de síntomas; según él, el criterio de diagnóstico debía tomar en cuenta fundamentalmente la forma antes que el contenido. Por ejemplo, al diagnosticar una alucinación, el hecho que una persona experimente fenómenos visuales sin mediar estimulo sensorial para ello (la forma), es más importante que lo que el paciente ve (el contenido). Jaspers sostenía que la psiquiatría debía diagnosticar los delirios de igual forma. Daba argumentos apuntando a que los clínicos no debieran considerar una creencia de delirio basado en el contenido de la creencia, sino solamente basándose en la manera en que el paciente defiende esa creencia.
Elabora conceptos tales como “Era Axial”, “Existenzphilosophie”, “Dasein” y “Existenz” que habría influido en Heidegger, Sastre, Camus, Paul Ricoeur, Gadamer entre otros seguidores de su línea.
La Era Axial - el periodo que transcurre entre el 800 a. C. y el 200 a. C. - la define como la línea divisoria más profunda de la historia del hombre, durante la cual apareció la misma línea de pensamiento en tres regiones del mundo: China, India y el Occidente. Desde la Era Axial, las diferentes regiones de la Tierra nunca más tuvieron el mismo paralelismo. Según Jaspers, el humano como lo conocemos hoy, nació entonces. Él no pudo vislumbrar ninguna conexión para este suceso, y ningún dato prueba una interconexión entre los Pueblos mediterráneos, India y China en este periodo.
Para Jaspers, el término "Existenz” que tiene como significado “existencia", denominaba la experiencia indefinible de libertad y posibilidad, una experiencia que constituye el auténtico ser de los individuos que están conscientes de "las situaciones límite" al confrontar el sufrimiento, los conflictos, la culpa, el azar y la muerte.
“Dasein” es un término que en alemán combina las palabras "ser" (sein) y "ahí" (da), significando "existencia" (por ejemplo, en la frase 'Ich bin mit meinem Dasein zufrieden' 'Estoy contento con mi existencia'). Es usado por varios filósofos alemanes, como Hegel o Jaspers, pero sobre todo por el filósofo Martin Heidegger para indicar el modo de existir propio del ser humano. El sentido literal de la palabra "Da-Sein" es ser ahí. Que más bien sería el estar haciendo algo ahí.



Conclusión



Intentando concluir el presente trabajo, referido a los aportes teóricos y clínicos de Karl Theodor Jaspers, creemos importante destacar que en general se describen sus precisiones, desde la psiquiatría alemana del siglo XX, como generadoras de una “conmoción metodológica” , “como quien se abocó a la tarea de establecer los principios de una psicopatología entendida como ciencia y cuyos conceptos aspiran a poseer validez universal” . Esta aclaración de los fundamentos por parte de Jaspers facilitó la investigación empírica clínica formándose la Escuela de Heidelberg donde H. Gruhle (1880-1958), W. Mayer-Gross (1889-1961), K. Wilmanns, entre otros desarrollaron una meticulosa psicopatología, destinada a diferenciar con sutileza las variedades de psicosis endógenas. El término “Medicina Antropológica” nace en esta “Escuela de Heidelberg”, en Alemania, donde junto a algunos de los mencionados médicos-filósofos, Jaspers intenta reformular la teoría y la práctica médica, ayudando a la medicina a ser más antropológica.
Kurt Schneider (1887-1967), quien consideraba a Jaspers como su único maestro aparece como su más distinguido continuador proponiendo una estricta descripción de acuerdo a criterios objetivos, sobre todo en el campo de la esquizofrenia y la depresión.
Como estudiantes de psicología tercermundistas es constante nuestra pregunta respecto a de que manera estos teóricos se insertan en nuestras realidades, es muy interesante descubrir que tal escuela médica alemana se trasladó a Chile en 1949, a través del doctor Alfred von Ausperg, donde continúa hasta hoy produciendo sus frutos de reflexiones, investigaciones, escritos y humanización de la clínica médica.
La medicina antropológica hoy habla de patología teórica ampliada, o sea, detrás de un diagnóstico, por ejemplo, de asma (patología vinculada al pulmón y al sistema inmunitario), tal enfoque de la patología busca mucho más:
1) Busca una historia patobiográfica donde un daño antiguo que ocurrió en un organismo en equilibrio (alobiosis) produjo paulatinamente trastornos psicofuncionales (alobiosis reversibles), luego morfológicos (patobiosis reversibles) y finalmente necróticos (necrobiosis irreversibles). Busca, en otras palabras, el sentido dinámico de la enfermedad.
2) Busca un vínculo con una personalidad, una actitud de lucha, huida, etc., una actitud antropológica hacia la verdad o la mentira de su ser.
La medicina antropológica representa un modelo integrador bio-psicosocial-espiritual, una síntesis metodológica, para situarse en un nivel superior de confrontación, contemplar las esencias y las formas del “estar enfermo”, del enfermar y del sanar.
Superando conceptos psicosomáticos precedentes, en los cuales había una causalidad lineal simplista (a una causa etiológica sigue un efecto patogenético), la patología teórica ampliada habla de interacciones etiológicas y patogenéticas no lineales y autorreguladas que llevan al sujeto a crisis vitales biográficas (bio-psico-socio-espirituales). Para estudiar todo esto, no basta un “diagnóstico global” o “multidisciplinario” (médico y psicológico), sino un diagnóstico de equipo (interdisciplinario), en el cual se haga dialogar la objetivación de lo patológico con “ciencias naturales de orden superior”. Lo que da unidad a todo esto, lo que dirige este complejo proceso patobiográfico, es el enfermo en su unicidad espiritual, como mostró bien la “Escuela de Heidelberg”.





Bibliografía



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